OBJETIVOS: desarrollo y puesta en marcha del servicio de asesoramiento en el uso de Inhaladores.
MÉTODOS: estudio observacional transversal, de diciembre a marzo, con pacientes adultos que solicitaron la dispensación de un inhalador. Tras aceptar el servicio y firmar el consentimiento, en la ZAP se les pidió que nos mostraran el manejo de su inhalador mediante el uso de placebos y del dispositivo In-Check DIAL G16 (mide el flujo inspiratorio y simula las características de resistencia de cada marca de inhalador). Entre 2 y 8 semanas después se les citó para una 2º visita de revisión
RESULTADOS: entrevistamos a 28 pacientes, revisando el uso de 38 inhaladores: edad media 63 años, 64,3% mujeres. El 39,5% de los inhaladores eran cartuchos presurizados tipo pMDI-Respimat y el 60,5% restante dispositivos de polvo inhalado DPI (Ellipta, Handihaler, Breezhaler, Turbuhaler, Nexthaler, Spiromax y Accuhaler). A pesar de que la mayoría los utilizaba desde hace años (10,9 años de media de tratamiento), en la visita inicial solo el 21,2% de los pacientes realizaban un manejo correcto del inhalador y empleaban el flujo inspiratorio correcto. En la 2ª visita de revisión ese porcentaje ascendió al 64,3%. Los errores de uso más frecuentes fueron no vaciar los pulmones de aire previamente (31,6%), no agitar previamente el pMDI (26,3%), no esperar 1-2 minutos entre inhalaciones sucesivas (18,4%) y no aguantar la respiración tras la inhalación (15,8%). Respecto al flujo inspiratorio, con los pMDI-RESPIMAT al inicio de la primera visita, el 87,5% de los pacientes realizaron una inhalación de fuerza excesiva. La cifra bajó al 12,5% tras nuestra intervención, y se mantuvo igual de baja en la 2º visita de revisión (***p<0,001 one way-ANOVA test). Además, se realizó una recomendación de uso de cámara de inhalación que fue aceptada. Respecto a los DPI, el 70,8% se mantuvo dentro de rango óptimo de flujo inspiratorio al inicio de la primera visita, subiendo al 79,1% tras nuestra intervención, no encontrándose diferencias significativas entre ambas ni con las cifras obtenidas en la 2ª vista (83,3%). En dos pacientes el flujo inspiratorio no llegaba al mínimo requerido por el dispositivo utilizado y se derivaron al médico sugiriendo un cambio de inhalador, siendo ambos cambios aceptados. El 93,8% de los pacientes afirmaron que nuestro servicio había mejorado su uso del inhalador y el 78,6% estaría dispuesto a pagar por él.
CONCLUSIONES: la mayoría de nuestros pacientes desconocen el modo de uso correcto de su inhalador. Además, con los pMDI, la mayoría de los pacientes realizan la inhalación con una fuerza excesiva, (conlleva la ingestión de parte de la dosis y aparición de RAM). Nuestro servicio de asesoramiento en el uso de inhaladores ha demostrado mejorar su uso tanto en su manejo, como en el ajuste del flujo inspiratorio del paciente al requerido por el dispositivo. Por último, el servicio (y su posible remuneración) ha sido muy bien aceptado por los pacientes.