
El 90% de las prescripciones de antibióticos se realizan en atención primaria y, por tanto, pasarán por el farmacéutico comunitario. Además, el 36% de estas son consideradas prescripciones inadecuadas.
OBJETIVO: el objetivo global consiste en reducir las resistencias a antimicrobianos utilizados para tratar infecciones dentales mediante el diseño de un protocolo con el que se consiga mejorar el uso de los antibióticos, incidiendo sobre 3 áreas: prescripción, paciente y automedicación.
MATERIAL Y MÉTODOS: para alcanzar este objetivo, este trabajo propone una metodología organizada y estandarizada, basada en el uso de la evidencia de las guías clínicas y de las publicaciones especializadas. Para el caso de las infecciones dentales se ha revisado su etiología, diagnóstico y tratamiento antibiótico recomendado.
RESULTADOS: la prescripción se someterá a validación farmacéutica mediante unas tablas elaboradas que incluyen los tratamientos de 1ª y 2ª elección. De esta forma se pretende reducir el número de prescripciones inadecuadas. El tratamiento de elección en infecciones dentales es amoxicilina-clavulánico (AMC) 500/125 mg cada 8 horas durante 7 días, quedando la azitromicina 500 mg cada 24 horas durante 3 días como 2ª elección para casos en los que por ejemplo haya alergia a beta-lactámicos. Sobre el paciente se actuará asegurándonos que le quede claro todo lo concerniente al medicamento que va a tomar, la forma de hacerlo, posología, duración y posibles reacciones adversas. De esta forma conseguiremos optimizar al máximo el uso del medicamento y disminuir el incumplimiento. Se han elaborado unas tablas con el tratamiento de primera y segunda elección que incluyen las instrucciones de toma correcta y las RAM más frecuentes. Con la AMC en suspensión es importante su reconstitución y conservación (14 días en nevera); la azitromicina se recomienda espaciarla 2 horas si se toman antiácidos. En las RAM de AMC destaca la diarrea persistente y la aparición de exantemas; con azitromicina, atención a los signos de ototoxicidad. Para disminuir la automedicación, se ofrecerá educación para la salud en forma de consejo y folletos informativos a todo paciente que solicite la dispensación de antibióticos (con o sin receta): dicho folleto además incluirá una tabla para apuntar tanto la posología como la duración del tratamiento Toda esta metodología se resume en un protocolo de atención farmacéutica que pretende facilitar y estandarizar la forma de actuar al aplicar esta propuesta. Además, se han diseñado 2 fichas de recogida de datos: una con datos de la dispensación y otra al finalizar el tratamiento para valorar el cumplimiento y la remisión de los síntomas.
CONCLUSIONES: el farmacéutico comunitario es el último profesional sanitario que ve al paciente antes de que comience su tratamiento. Su actuación puede mejorar el uso de los antibióticos contribuir a la educación de la población gracias a su cercanía y disponibilidad con gran cantidad de pacientes.