PRESENTACIÓN: varón de 61 años, con glaucoma de ángulo abierto. Tratamiento: Brinzolamida (2-0-2); Bimaprost/timolol (0-0-2). Acude con conjuntivitis para retirar tobramicina/dexametasona (2-2-2), pautado durante cinco días. Conjuntivitis de más de un mes de evolución. Remite tras tratamiento y recidiva después. Se repite durante 3 ciclos.
INTERVENCIÓN: descartamos falta de adherencia. Paciente cumplidor. Intervenimos con doble objetivo:
- Ponderar las causas de la recidiva de la conjuntivitis:
- Reinfección por contaminación de los envases.
- Secundaria al uso de brinzolamida.
- Valorar la seguridad de la dexametasona, ya que puede aumentar la presión intraocular (PIO) en tratamientos prolongados.
Al comienzo de nuestra intervención: OD:18,7mmHg ;OI:17,7mmHg (objetivo < 21mmHg).
Respecto a la conjuntivitis recidivante, solicitamos nueva prescripción de envases del tratamiento antiglaucoma instruyendo al paciente en su correcto uso. El médico vuelve a tratar la conjuntivitis con Tobramicina/Dexametasona (2-2-2) y Ofloxacino(2-2-2) durante 7 días. Desaparece la afección conjuntival. Comienza con los nuevos envases. Respecto a la seguridad de la dexametasona, PIO ligeramente fuera de objetivo.(OD:23mmHg OI:23mmHg). A los 4 días, vuelve la inflamación. Descartamos por tanto la reinfección. Compartimos con el paciente la posible causa iatrogénica. Éste decide suspender el tratamiento con brinzolamida hasta su consulta con el oftalmólogo a los 2 meses. Entendemos que es una decisión autónoma y proponemos controlar semanalmente su presión intraocular durante ese periodo. Los registros siempre están dentro de objetivo, sin aparecer síntomas conjuntivales. Sospechamos, por tanto que la brinzolamida no era necesaria pudiendo ser la causa de conjuntivitis. Comunicamos por carta nuestra intervención al especialista.
RESULTADO: hemos detectado y resuelto diversos problemas de necesidad, efectividad y seguridad del tratamiento: el tratamiento antibiótico no era necesario. Todo indica que se trataba de una inflamación no infecciosa. El antiinflamatorio solo era efectivo durante la aplicación y tiene asociado un problema de seguridad por aumento de PIO a medio plazo. Consideramos la Brinzolamida como causante de la conjuntivitis. El oftalmólogo incluye los resultados de nuestra intervención en el historial del paciente y consecuentemente diagnostica intolerancia a Brinzolamida. Confirma el tratamiento Bimaprost/timolol (0-0-2), efectivo por sí solo. No se ha repetido la conjuntivitis.
CONCLUSIÓN: el farmacéutico comunitario localiza la causa y elimina la conjuntivitis, reduce su medicación suprimiendo tratamientos ineficaces, controla la PIO del paciente y establece una colaboración con el oftalmólogo. El servicio de seguimiento de la PIO de pacientes con glaucoma es clave para detectar problemas relacionados con la medicación y mejorar las comunicaciones con otros profesionales sanitarios.