PRESENTACIÓN: mujer de 87 años afectada de principio de Alzhéimer. Fue operada de corazón hace 8 años y tiene una válvula mecánica. También es hipertensa. No presenta más patologías destacables. En tratamiento con acenocumarol 4 mg (10-0) y enalapril 20 mg (0-0-1).
ANTECEDENTES: a raíz de su operación cardiaca, inició tratamiento con un anticoagulante oral, acenocumarol, consiguiendo una buena respuesta terapéutica, con un INR perfectamente controlado y sin incidencias destacables. Hace tres años fue diagnosticada de enfermedad de Alzhéimer. Sus hijos decidieron incluirla en el servicio de seguimiento farmacoterapéutico (SFT) de nuestra farmacia, porque ha sufrido varios episodios hemorrágicos severos no explicados. La anciana niega haber consumido otros fármacos o alimentos que hayan posibilitado dichos episodios.
VALORACIÓN E INTERVENCIÓN: durante las sesiones de SFT, queda patente que la paciente está más desorientada y que la adherencia a su tratamiento está comprometida. Se decide incluirla en el servicio de sistema personalizado de dosificación (SPD) de nuestra farmacia. Se solicita a sus hijos que eviten que la paciente tenga acceso a cualquier medicamento sin prescripción médica y controlen fehacientemente su alimentación. Aun así, la paciente sufre dos episodios hemorrágicos severos en pocos meses, cuyas causas no se logran explicar y por los que debe ser hospitalizada. Durante una sesión posterior de SFT, la anciana menciona unas pastillas para el dolor que le "presta su vecina". Inmediatamente lo comunicamos a la familia, que habla con dicha vecina. Las pastillas en cuestión resultan ser Calmante Vitaminado, cuyo componente principal es el Ácido Acetil Salicílico. Las toma además con asiduidad, escondiéndolas de sus familiares y del médico. Al retirárselas, la paciente se vuelve menos receptiva a su tratamiento prescrito e incluso violenta, pues en su estado senil achaca a la falta de "sus pastillas" su mal estado de salud. Contactamos telefónicamente con su médico y decidimos conjuntamente probar con un placebo, que introducimos convenientemente en un envase vacío de Calmante Vitaminado. Estas "pastillas" no se incluyen semanalmente en el SPD, para que la paciente las tome a demanda, siendo consciente de ello.
RESULTADO: gracias al efecto placebo y al SPD, la paciente vuelve a estar controlada en su tratamiento, no ha habido más episodios hemorrágicos y lleva una vida normal (dentro de lo que su enfermedad le permite).
CONCLUSIONES: los servicios de SFT y de SPD demuestran ser especialmente eficaces en pacientes que presentan senilidad, cuya adherencia a los tratamientos suele ser mínima debido a sus patologías.