JUSTIFICACIÓN: se sabe que el efecto secundario más relevante en los pacientes con tratamiento anticoagulante y/o antiagregante es la hemorragia. Su situación se complica si, además, padecen patologías que requieren fármacos con potencial toxicidad gástrica. La administración de anticoagulantes y/o antiagregantes con fármacos tales como antinflamatorios (AINE), corticoides y/o antidepresivos (ISRS o IRSN), aumenta el riesgo de sangrado recomendándose administrar inhibidores de la bomba de protones (IBP) para la protección gastrointestinal. Sin embargo, en determinados casos, esta asociación no está siempre aceptada. Así, la AEMPS publicó una alerta en la que se desaconsejaba la asociación del clopidogrel con omeprazol o esomeprazol por utilizar la misma vía metabólica, recomendando su sustitución por Pantoprazol. En el trabajo de Martínez et al. (Congreso SEFAC 2018) un 15 % de los pacientes con riesgo hemorrágico no tomaban protectores gástricos. El farmacéutico, al dispensar, detecta y evalúa la importancia de estos problemas relacionados con los medicamentos.
OBJETIVOS: detectar pacientes con medicación anticoagulante y/o antiagregante que tomen fármacos gastrolesivos, sean recetados o automedicados. Evaluar la gastroprotección en los pacientes con estos tratamientos. Detectar pacientes con clopidogrel que tomen omeprazol o Esomeprazol.
MATERIAL Y MÉTODOS: en cuatro farmacias de Mallorca y durante el período de un mes se recogieron datos de los pacientes que acudían solicitando un fármaco anticoagulante (heparinas, AVK, ACOD) y/o antiagregante (AAS, clopidogrel, ticagrelor…) y que tomasen además un fármaco gastrolesivo. Se registró si tomaban o no protectores gástricos. En el caso del clopidogrel, se registró el tipo de IBP.
RESULTADOS: se detectaron 32 pacientes antiagregados y/o anticoagulados en tratamiento con fármacos gastrolesivos, el 54 % mujeres. Ninguno de ellos se automedicaba y su edad media era de 74 años. Un 25 % de estos pacientes no usaba gastroprotección. También se registraron 9 pacientes tratados con clopidogrel, todos gastroprotegidos. Sin embargo, un 67 % tomaba Omeprazol en lugar de otros IBP. Se generaron 14 incidencias que originaron 2 derivaciones al médico, una por falta de gastroprotección y otra relacionada con el uso inadecuado de IBP asociado a clopidogrel.
CONCLUSIONES: el farmacéutico, en la dispensación, detecta problemas relacionados con los medicamentos que, en este caso, revisten mayor relevancia por la gravedad de sus efectos secundarios. A pesar de la alerta de la AEMPS, se sigue pautando la asociación entre el clopidogrel y el omeprazol.