OBJETIVOS: las enfermedades tromboembólicas como son la trombosis venosa profunda (TVP) y el tromboembolismo pulmonar (TEP) son unas de las principales causas de mortalidad en la actualidad, y constituyen un importante problema sociosanitario. Los nuevos anticoagulantes orales van encaminados hacia la inhibición del inicio de la coagulación, de la propagación de la misma o de la formación de fibrina. El objetivo de esta revisión es dar a conocer la eficacia de las nuevas generaciones de anticoagulantes orales para el tratamiento de estas enfermedades.
MATERIAL Y MÉTODOS: se ha realizado una revisión sistemática utilizando fuentes de información primarias y secundarias en las bases de datos SciELO, Medline, Cochrane Plus, PubMed, Trip Database. La revisión se ha limitado a artículos en castellano, inglés y portugués, publicados entre 2005 y 2015. Para la búsqueda se han utilizado las palabras clave anticoagulantes orales, anticoagulants, enfermedades tromboembólicas, thromboembolism, rivaroxaban, dabigatran.
RESULTADOS: tras la búsqueda bibliográfica se han obtenido un total de 265 artículos relacionados. Se ha llevado a cabo un primer cribado de los artículos por título y resumen seleccionando 74. Posteriormente se ha procedido a un segundo cribado mediante la lectura de los textos completos obteniendo un total de 56 referencias que hacían alusión al objetivo del estudio. Numerosos artículos encontrados confirman que el uso de los nuevos anticoagulantes orales como el rivaroxaban (Xarelto®) y el dabigatran (Pradaxa®) suponen un coste más elevado que el uso de los tradicionales, pero los estudios fármaco económicos indican que el tratamiento con los nuevos anticoagulantes puede ser una alternativa coste-efectiva a largo plazo. Ensayos clínicos sugieren que los resultados de los nuevos anticoagulantes son muy prometedores en cuanto a su efectividad y su seguridad para el tratamiento de estas enfermedades, aunque hay determinados aspectos de seguridad que se desconocen hasta que no se utilicen de forma mantenida. Sin embargo, se han detectado una serie de factores negativos como la ausencia de antídoto en casos de sobredosis, su elevado coste, su contraindicación en pacientes con insuficiencia renal y complicaciones como el sangrado digestivo o infarto agudo de miocardio, etc., que pueden contraindicar su utilización.
CONCLUSIONES: se ha demostrado que serían una buena opción para pacientes que presenten dificultades en la monitorización con los anticoagulantes tradicionales como el acenocumarol (Sintrom®). Sería muy recomendable fomentar e incentivar el uso de estos fármacos entre los pacientes y los profesionales sanitarios debido a los numerosos beneficios que poseen.