PRESENTACIÓN DEL CASO / ANTECEDENTES: mujer francesa de 81 años, afincada en Tenerife, que no habla español, Es una paciente polimedicada, tratada con Acenocumarol y Bromazepam, que en la farmacia refiere sufrir frecuentes hemorragias, así como aturdimiento y caídas frecuentes.
EVALUACIÓN: la farmacéutica entrevistó a la paciente, detectando la toma de Bromazepam en el desayuno, cuando estaba prescrita en la noche, lo que podría explicar el aturdimiento y las caídas. Se detectó que la paciente no comprendía los símbolos de la pauta de acenocumarol, ni las instrucciones escritas en español por su médico. Su pauta estaba caducada y se comprobó que la paciente no asistía a los controles del índice INR. El incumplimiento en la frecuencia de dichos controles eleva el riesgo de hemorragias, según se describe en la bibliografía.
INTERVENCIÓN: en visita presencial en el Centro de Salud, su médico, la farmacéutica y paciente acordaron utilizar Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD) y prestar apoyo a la paciente para que asistiera a los controles de INR. Las pautas de acenocumarol se entregaron por parte del médico directamente a la farmacia por correo electrónico.
RESULTADO / SEGUIMIENTO: en las primeras semanas se detectó una mejoría del estado general de la paciente. Sin embargo, tres semanas después apareció hemorragia digestiva, infección de orina, confusión y trastorno de conducta. Las hemorragias gastrointestinales constituyen el principal efecto adverso de los anticoagulantes, habiéndose descrito que los sangrados menores aumentan el riesgo de aparición de hemorragias mayores. La paciente había sufrido sangrados menores previamente. Se ha descrito relación entre confusión e infección urinaria, aunque las discrepancias metodológicas de los estudios hacen que la evidencia sea insuficiente. En posterior episodio de trastorno conductual se prescribió Risperidona y se suspendió Bromazepam. Las benzodiacepinas están contraindicadas si hay trastornos de conducta. Detectada la situación de vulnerabilidad de la paciente, que convivía únicamente con su esposo, enfermo de Alzheimer, la Farmacia contactó con el Centro de Salud, e intervino la trabajadora social de dicho Centro, cuyas gestiones finalizaron con la repatriación del matrimonio y su ingreso en un centro sociosanitario.
COMENTARIO FINAL / CONCLUSIONES: la colaboración entre los profesionales de atención primaria y farmacia permitió mejorar el cumplimiento del tratamiento y los controles periódicos de INR, así como llevar a cabo una intervención multidisciplinar sanitaria y sociosanitaria.