En 2016, en España, el 41,4% de los menores de edad padecían obesidad o sobrepeso siendo un grave problema de salud pública al relacionarse con la aparición de patologías concomitantes como síndrome metabólico, déficit de atención, trastornos del sueño, depresión, etc. y, en último término, menor esperanza de vida. La obesidad se debe a factores no modificables, herencia genética, y factores modificables, desequilibrio energético (en el que se basan la mayoría de las campañas sanitarias) y entorno social (en el que centraremos nuestro trabajo). Investigaciones recientes muestran la posible influencia, en el desarrollo de hábitos alimenticios del niño, de su entorno social (ej. frecuencia de comidas familiares, placer de la elaboración de comidas y su planificación, participación de los niños en la cocina, uso de televisión, etc.).
OBJETIVO: establecer la relación entre los hábitos alimentarios de los niños y los factores del entorno en la Comunidad de Madrid mediante la realización de un estudio piloto en tres colegios de Coslada. Realizar un programa que mejore la planificación de las cenas y que complemente las comidas ofrecidas en el comedor escolar.
MATERIAL Y MÉTODOS: se realizó un estudio transversal en alumnos de 5º y 6º de primaria de tres colegios de Coslada elegidos aleatoriamente y un programa de asistencia a padres. Se entregó un cuestionario (de creación propia), un tríptico y se creó una página web con información nutricional, propuestas de menús, recetas descargables, etcétera.
RESULTADOS: se observó una complementariedad entre comidas y cenas inferior al 50%, siendo necesarios mayores consumos de verduras, cereales y frutas, sustitución de carne por pescado como principal fuente proteica y de postres lácteos por fruta, inclusión de un primer plato, etc. Respecto al entorno, el uso del televisor en las cenas empobrece la calidad nutricional de las mismas anulando otros efectos positivos como la realización de comidas familiares. También se encontraron tendencias positivas entre el placer de cocinar y la calidad nutricional que no fueron significativas y ninguna relación con la planificación de las cenas.
DISCUSIÓN: la calidad nutricional de las comidas infantiles analizadas dista mucho de ser saludable; sin embargo, solo se han encontrado dos hábitos alimentarios (el uso de la televisión y las comidas familiares) que puedan tener relación con ella. Esto podría explicarse por la reducida muestra de estudio o, por ejemplo, en el caso de la planificación de las comidas, estas no serán saludables si la persona encargada de la planificación no dispone de los conocimientos nutricionales necesarios previos. Por todo esto, vemos necesaria la realización de una campaña sanitaria que identifique hábitos alimenticios y eduque en la importancia de la complementariedad nutricional siendo la farmacia comunitaria un punto clave en la misma gracias a sus conocimientos sobre nutrición y a la cercanía y facilidad de acceso a la población.